Descartes y el escepticismo

¿Es Descartes un escéptico? Para ello primero tendremos que definir y saber que es el escepticismo. El escepticismo es la corriente filosófica, iniciada por Pirrón de Elis durante la época helenística, en la que se afirma la necesidad de suspender el juicio allí donde los demás filósofos encuentren respuestas a las cuestiones, utilizando el método que consiste en establecer oposiciones de todas las maneras posibles para conseguir, dada la igual fuerza de las diversas argumentaciones, esa suspensión del juicio y después alcanzar la ataraxia, es decir, la tranquilidad del alma; esta corriente defiende que el hombre es incapaz de alcanzar alguna certeza. El escepticismo dudaba de la capacidad del ser humano para encontrar la verdad y no creía en el conocimiento científico.


Tras conocer la definición de lo que entendemos por escepticismo, es fácil contestar esta pregunta, y es que si en el escepticismo se pretende suspender todo juicio, ¿Cómo va a ser Descartes defensor de esta corriente, si él mismo defiende la existencia de la verdad? Descartes rechaza por tanto el escepticismo, y confía en la existencia del conocimiento científico, pero demos un paso atrás, y es que para que esto ocurriese René necesitaba saber primero aquello a lo que se le consideraba conocimiento y aquello a lo que no, y ahora es cuando viene la verdadera relación entre Descartes y el escepticismo, ya que para averiguar que era y que no conocimiento Descartes utiliza un elemento escepticista  “la duda”. La duda metódica le ayuda a conocer aquellas proposiciones que son verdaderas y aquellas contingentes, aceptando aquellas que son totalmente verdaderas y donde no cabe posibilidad de duda. Descartes en contraposición a los escépticos piensa que mediante la razón humana se llega al conocimiento.


Para concluir a Descartes el escepticismo le sirvió para  establecer aquel conocimiento que sea verdadero ya que con el proceso de duda se puede rechazar todo aquel del que se pueda dudar y llegar así a la verdad de las cosas.

Candela Martínez y Inma Marí

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LA DISPUTA HARVEY/DESCARTES SOBRE LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA

En el siglo XVII aún se mantenían creencias de las antiguas enseñanzas aristotélicas en lo que al campo de la fisiología se refiere. La teoría formulada por Galeno consideraba el movimiento de la sangre no circular, sino de ida y vuelta dentro del sistema venoso, y permaneció hasta la llegada del médico inglés William Harvey que, con la sola ayuda de la lógica y de sus observaciones experimentales, consiguió rechazarla y formular otra teoría con la que revolucionó esta rama de la medicina.



El modelo de circulación sanguínea de Harvey (publicado en su obra De Motu Cordis) rechaza la posibilidad de que haya aire en los vasos sanguíneos y demuestra que la sangre se expulsa de los ventrículos durante la contracción cardiaca (sístole) y retorna a las aurículas en la distensión (diástole). Así pues, la circulación pulmonar sigue el sentido ventrículo derecho->pulmones ->aurícula izquierda->ventrículo izquierdo. Por tanto, el pulso arterial se debe a que las arterias se llenan de sangre. Con el paso del tiempo, este modelo de circulación de la sangre se irá perfeccionando con la intervención de otros filósofos.























Descartes fue uno de los pocos contemporáneos de Harvey que aceptó este descubrimiento del movimiento circular de la sangre, pues esta era una teoría mecanicista que congeniaba con su propia visión del ser humano como una máquina. Sin embargo, no hizo lo mismo frente a la idea de la contracción autónoma del corazón, pues de acuerdo a antiguas tradiciones fisiológicas, pensó que la máquina humana funcionaba por el calor generado desde el corazón, que funcionaba de manera parecida a un horno, es decir, calentaba la sangre hasta que esta se hacía gaseosa y la pasaba a los pulmones, donde se volvía a condensar y se enfriaba. Además, Descartes opinaba que los ventrículos se expanden, no se contraen, porque se activan con la llegada de pequeñas cantidades de sangre que se evaporarían bruscamente debido al calor del corazón. Así pues, Descartes concibió una máquina cardiovascular que cumplía el recorrido de Harvey y con la que, a la vez, denunciaba la debilidad de su teoría, puesto que el inglés no había hecho una completa reducción mecánica del movimiento sanguíneo.



Para concluir, es necesario decir que Harvey fue uno de los fundadores de la Fisiología Moderna y que, son precisamente discusiones como estas, en las que diversos científicos y filósofos buscan explicaciones a los fenómenos de la naturaleza, las que han hecho posible que la ciencia haya ido avanzando con el paso de los años has convertirse en una materia indispensable actualmente en ámbitos diversos como, por ejemple, la medicina, la física y la sociología.










Marta Bort, Borja Sanz. 
2º BACH. B

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LA DISPUTA HARVEY/DESCARTES SOBRE LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA